30/9/10

Análisis de “Charlie y la fábrica de chocolates” de Tim Burton, una obra que representa al expresionismo del cine en la actualidad.


Charlie y la fábrica de chocolates es una obra claramente expresionista. La fantasía desmedida, los personajes desatados y un permanente vínculo entre la infancia y la adultez conforman a este film. La película cuenta la historia de Charlie Buckett, un niño muy pobre que parece salido de un cuento y que vive con sus padres y sus cuatro abuelos en una casita como hecha de cartón corrugado, torcida y oscura en medio de la nieve, contrastando con el resto de los edificios de un pueblo industrial, casi como un pequeño retrato expresionista en medio de un ámbito sin identidad. Cerca de allí se ubica la legendaria fábrica de chocolates de Willy Wonka, que fabrica los famosos y deliciosos Chocolates Wonka. Nadie ha visto a un sólo empleado salir de la fábrica, no desde que Willy, quince años atrás, decidió despedirlos a todos, cansado del espionaje de sus envidiosos competidores. Miles de historias y teorías se cuentan sobre la fábrica y su dueño, pero nada se sabe en realidad. Sin embargo, cuando se anuncie que en cinco barras de chocolate Wonka habrá un ticket dorado que le permitirá al ganador ingresar a la fábrica con un acompañante, todos se lanzarán a comprar esas golosinas con la esperanza de ser uno de los cinco afortunados. Charlie, por pura suerte, encuentra uno de los tickets e ingresa, junto a su abuelo, antiguo empleado de fábrica, a un mundo que apenas si había soñado.

Todo este contexto nos remonta a pensar en algo nada normal y fantasioso. Ya sea desde el formato de la casa, como de la postura de sus abuelos que duermen los cuatro juntos y nunca salen de sus camas. Otros de los rasgos que nos demuestran la tendencia de la escuela alemana del cine de Burton es la utilización de la luz.

Durante todo el film se nota el contraste entre el negro y el banco, y los claro oscuros. El director utiliza también en el escenario de la obra constantemente formas curvas: el edificio de la fábrica, el momento en que una de las niñas se convierte en mora, los anteojos, los tubos que conforman las maquinarias, los asientos dentro de este mundo imaginario y hasta los escalones tiene forma redonda.

El personaje de Willy Wonka manifiesta un estilo completamente expresionista: su cara esta maquillada con un blanco similar al de una máscara, es una persona lúgubre y al durante el nudo de la película muestra ser siniestro pero al final se demuestra que es una persona muy sanguínea que arrastra una infancia traumática en relación a su padre, convirtiéndose en inofensivo. Aquí se puede reconocer otro elemento fundamental de este tipo de cine, la ambigüedad y desdoblamiento de personalidad.

También la vestimenta del dueño de la fábrica es identificativa del expresionismo. Una capa y una galera similar a la ropa de la época del siglo IX. Y sus manos cubiertas de guantes violetas sobresalen dentro de este personaje. Otra de las características que detonan el estilo de la obra, es el movimiento. Estos son fuertes y más acelerados que en la realidad. Y para manifestar más aun su fascinación por el cine de origen alemán Burton muestra una relación de amor y sufrimiento, la de Wonka con su padre.

Por otro lado, durante el nudo de la obra, cuando el espectador tanto como los personajes logran conocer el interior de la fábrica, descubrimos que dentro de ella se encuentra un paisaje artificial en donde las personas están en un contacto directo con la naturaleza, pero esta vez una naturaleza de chocolate. Es aquí donde se nota más que nunca como el director del film destaca con exceso el relieve y contorno de los objetos o las mondaduras del decorado.

Dentro de la ideología del film se distinguen varios aspectos. Por un lado Burton muestra el sistema social, político y económico en el que vivimos, donde el consumismo y la ambición son los rasgos más definitorios. En varias partes de la obra muestra cómo cambia la sociedad luego de los avances industriales, cuando una máquina reemplaza el trabajo humano, (creando desempleo) y la alienación de los obreros dentro de una fábrica. Podríamos decir que desde ese punto de vista tiene una similitud con la película “Tiempos modernos” de Charles Chaplin.

Podemos identificar también el combate de luz y la sombra. Específicamente en la escena donde el padre adinerado de una de las niñas que visita la fábrica de chocolates ordena a los trabajadores de su fábrica desenvolver barras de Willy Wonka para encontrar el cupón dorado. En esta imagen, el hombre apoderado (dueño) se encuentra por encima de las demás personas, subido a una tarima y de manea más iluminada que los otros que están debajo.

Por otro lado Burton deja un claro mensaje de principios y valores. El ganador de la meta al final de la obra, es la criatura de corazón más puro e inocente de los cinco participantes. Los otros cuatro tienen características como: la ambición, el capricho, la maldad, violencia, y la gula. Mientras el pequeño que se queda con el premio mayor es amoroso y adora a su familia. Pero no es un dato menor pensar que justamente este niño era el más humilde, mientras los demás pertenecían a una clase media - alta.

Para concluir destaco que es una película destinada tanto a niños como a adultos. Es magnífica la utilización del arte expresionista y también la postura ideológica y la ética que transmite en el mensaje del film de manera indirecta con cada uno de los elementos que utiliza Burton. Y es a los ojos del espectador un juego de colores extraordinarios el utilizado por el director, abriendo la imaginación y la expectativa del que lo está mirando.

Columna de opinión

Evadir la realidad

La inseguridad en el transporte urbano de pasajeros de Rosario no es un tema separado del resto de los hechos delictivos, es parte de la delincuencia formada por culpa de un sistema social, político y económico que crea marginación y exclusión. Las medidas implementadas para prevenir al delito, solo son una manera de esconder la cruda realidad. En la historia de Argentina siempre existió la pobreza y la delincuencia.

Clara García sostuvo: “Más allá de la enorme preocupación y ocupación que nosotros ponemos en Rosario, porque hay muchos vecinos que con razón protestan. Nosotros tenemos otras ciudades que vienen a ver como lo estamos haciendo porque comparativamente los índices delictivos y de calidad de servicio son mucho peores en otras ciudades.” Las comparaciones son odiosas, pero en este caso refuerzan esta teoría.

En el resto de los países de Latinoamerica rige un sistema capitalista como lo es en Argentina, un sistema basado en la explotación que genera cada vez mayor pobreza. En esta situación, los ricos intentan protegerse de los más humildes “porque son ellos quienes los asaltan y los agreden”. Se escudan detrás de una reja y de personal de seguridad, dejando del otro lado a miles de personas desprotegidas con falta de educación, con mínimas posibilidades de progresar y alejadas del centro de la ciudad.

Los dos concejales entrevistados por La Rosarina, coincidieron en que hay un problema estructural de base que hasta el momento no pudieron solucionar. El asistencialismo, las medidas preventivas, y el alejamiento de los barrios marginales solo fomentan mayor delincuencia. Pero algo queda claro, es la mejor manera que encontraron para proteger a aquellos que intentan asegurar su propiedad privada. Llega un punto en el cual todos están expuestos a ser víctimas de esta nefasta situación. Desde el empresario o gobernante adinerado a el trabajador que vive en un barrio de la periferia. Es así, que la inseguridad sigue siendo un problema que llega a cualquier clase social e invade las calles rosarinas sin poderle encontrar una solución.

Medios de comunicación, pánico y sensacionalismo

En una encuesta realizada a 100 personas el 93% contestó que no se sienten seguros a la hora de tomar un colectivo, pero el 80% nunca sufrió un robo dentro del transporte urbano de pasajeros. En los medios de comunicación desde mayo hasta la fecha actual informan por lo menos una vez al mes algún episodio de delincuencia en el transporte público, considerándolos como un hecho de relevancia y posicionándolo dentro de la agenda periodística.

Gómez, presidente de la comisión de seguridad del concejo municipal considera que este fenómeno tiene sus causas de alimentación en hechos reales y también hay una gran reproducción mediática que invade a todos. Luego declaró: “A nosotros toda esa percepción nos llega con todos los medios de comunicación. Es un mecanismo que responde a cosas reales. Para enviar el mensaje hay medios y medios. Algunos son totalmente escabrosos, que te muestran sangre, y hay una gran densidad en eso.”

En abril del año pasado, el ministro de la corte suprema de la Nación, Eugenio Raúl Zaffaroni brindó una conferencia de prensa en Rosario y se refirió a la problemática de la actuación de los medios de comunicación en la inseguridad.Las series televisivas de violencia policial son parte de un aparato de publicidad que intenta meterle a la gente la idea de que la solución de todos los conflictos es la violencia. Uno hace zapping en la televisión y sólo ve muertos, sea de la realidad o de la ficción, y esto banaliza la violencia. Esto puede crear la sensación de que la violencia es una alternativa existencial válida, lo cual en ciertas personalidades más frágiles puede generar errores de conducta” declaró Zaffaroni en la charla.

El ministro como propuesta de solución a la problemática dijo: “Se trata esencialmente de ser prudentes, de no divulgar ciertos detalles que puedan inducir a una imitación metódica.” No es novedad que los medios de comunicación utilicen un recurso amarillista para contar hechos delictivos, pero eso crea mayor inseguridad, ya que hace apología al delito y a su vez genera sensacionalismo y paranoia en la población.

La próxima medida a implementarse

Según Clara García, concejala por el bloque socialista, el botón de pánico está en proceso de implementación. Ahora simplemente con apretar un botón, que van a estar en lugares diferentes y escondidos, se va a enviar una señal a la base operativa de la empresa de que ese chofer está teniendo un hecho de violencia y que requiere de auxilio. Sé que se está trabajando para incorporarlo en la segunda etapa con el 911. De manera que también caiga directamente a la fuerza policial. Esta medida fue impulsada en Mayo de este año por el secretario de Servicios Públicos municipal, Gustavo Leone, tras una seguidilla de tres casos delictivos en una semana en el transporte urbano de pasajeros.

Leone, advirtió también a La Capital que en materia de equipamiento relacionado con la seguridad, existe otra herramienta: la instalación de cámaras a bordo con transmisión vía GPS a la central. “Hemos visto que en otros lugares funcionan. Hay que analizar su viabilidad”, indicó Leone al aclarar que “estas medidas resultan paliativas ya que reducen el riesgo pero no resuelven la inseguridad”. El funcionario recordó que esta tecnología fue presupuestada por algunas empresas pero los montos excedían el presupuesto oficial.   

Pasajeros a la deriva


Hace más de 18 años las autoridades intentan combatir los hechos delictivos ocurridos en el transporte público. Con el paso de los años no lo lograron y cada vez aumenta más la inseguridad.

El medio de transporte público más usado por la sociedad es jaqueado por la inseguridad desde hace años, a pesar de que las autoridades buscan soluciones la situación cada vez es peor. La tarjeta magnética, la mayor cantidad de comandos en las calles rosarinas, el cambio de recorrido nocturno de los coches y el GPS (dispositivo de localización satelital) no son suficientes. Mientras se buscan nuevas medidas, los pasajeros y trabajadores del transporte urbano siguen siendo víctimas de la delincuencia.

Quizás la ineficiencia de las medidas de seguridad establecidas para los colectivos es la consecuencia de la mediocre solución propuesta por las autoridades para la inseguridad en general. Las medidas para combatir este fenómeno van al ritmo de los hechos delictivos. A partir de algún episodio relevante de inseguridad se implementa una nueva medida, pero nunca se previenen de ante mano. No se buscan soluciones definitivas, ya que el telón de fondo del problema es la pobreza y la exclusión social y estas medidas dejan marginadas a las periferias de la ciudad donde se concentra la mayor cantidad de población.

El 27 de marzo de 1997 en un asalto a mano armada a una unidad del transporte urbano murió el chofer Gabriel Albornoz. Su deceso conmovió a la ciudadanía y a quienes tenían poder para haber evitado el trágico suceso. Se toma conciencia que una vida humana puede más que un debate político estéril. A raíz de este suceso, el 12 de mayo de 1997 comenzó a regir el sistema por tarjeta magnética como único medio de pago en el transporte urbano para evitar robos a los choferes. Pero los actos de inseguridad siguieron.

Hace unos seis meses el gobierno de la ciudad puso en práctica la utilización del GPS. “Eso hace que el coche esté constantemente monitoreado desde una base central para conocer su ubicación”, manifestó Clara García, concejala por el bloque socialista y presidenta de la comisión de transporte público del concejo deliberante. Otras de las medidas que decidieron implementar para intentar combatir la delincuencia y la violencia, es el cambio de recorrido de algunas líneas que ingresan a “barrios peligrosos”, como ser el caso de Santa Lucia.

Es aquí el gran problema, ¿disminuir la inseguridad en colectivos o aumentar la exclusión social y generar más delincuencia? Clara García reconoció que el hecho de fondo tiene que ver con medidas de orden social en paralelo con medidas de seguridad tradicionales. Luego declaró: “fue producto de una de las mesas de diálogos con los vecinos en busca de una solución menos conflictiva posible, aun dentro de un escenario muy complejo” refiriéndose a este cambio de recorrido.

Mientras que Marcelo Gómez, concejal por el bloque socialista y presidente de la comisión de seguridad del concejo municipal dijo que este tema es una especie de cultivo generada por la marginalidad, por la pobreza, por la falta de empleos, la falta de oportunidades, y admitió que la posibilidad de hechos delictivos va más allá de las medidas implementadas. Pero a su vez respecto al cambio de recorrido de los coches en barrios marginales responde: “Se trata no de privarlos del servicio, sino de cambiar el recorrido brindándole un acompañamiento. La finalidad es no provocar una situación de inseguridad en nadie.”

La opinión y explicación de las autoridades es válida pero aun es más real la que brindan la población. Cecilia Monserrat, usuaria de la línea 122 y 145 vive en barrio Santa Lucia y asegura que el trasbordo que hacen como medida preventiva no sirve para nada, porque los riesgos son los mismos y además al ingresar solo una línea no brindan la oportunidad de ir a cualquier parte de la ciudad. Admite sentir miedo cuando viaja en el transporte urbano de pasajeros con su hija de tres años.

A pesar de todo lo que intenta hacer el gobierno municipal por combatir la inseguridad, la joven de 21 años, Cecilia Monserrat considera que el único método es ir mirando hacia todos lados y estar atenta. “Tome las medidas que tome de mucho no me va a servir si suben al colectivo y nos asaltan”, explicó Monserrat a La Rosarina. Esta última declaración denota lo desprotegida que se siente la gente cuando decide usar el transporte público y al mismo tiempo deja explicito la marginación y exclusión que sufren los vecinos de las periferias de Rosario, esas partes de la ciudad donde nadie quiere entrar pero existen.

Desde el Ente de Transporte de Rosario (ETR) realizaron encuestas en mayo de este año y cuando consultaron los motivos por los cuales el ciudadano utiliza el colectivo el resultado fue: el 62,1% para ir a trabajar; el 25,4% para estudiar y el 11,8 para ir al centro. Clara García considera que estructuralmente el país no ha cuidado adecuadamente en las últimas décadas valores tales como a cultura del trabajo, el completamiento de los estudios, una vivienda digna, la cohesión familiar y de pertenencia social y fundamentalmente el tema de las adicciones. Pero contradictoriamente con esas palabras, avala la medida de “seguridad” que les quita la posibilidad a aquellos que viven en barrios como Tablada o Santa Lucia de que puedan transportarse para trabajar o estudiar a donde se concentra la actividad de la ciudad.

Marcelo Villanueva (42), chofer de la línea 122 de Semtur también considera que hay que “cambiar las políticas” pero aclara que el problema no es ingresar a los barrios si no que hay que hacer un cambio desde la raíz y hay que darle un fin a las adicciones. Confesó a La Rosarina que por portación de cara más o menos se da cuenta si puede ser un ladrón y a veces directamente no frena en las paradas habilitadas. “Quizás me equivoco y realmente la persona va a trabajar pero por precaución no paro, según la zona lo voy manejando” dijo Villanueva. Asegura que en su trabajo se genera una paranoia constante, viven nerviosos arriba del coche y pensando todo el tiempo que lo van a robar. Él afirma que intenta protegerse y proteger a los que están a bordo del colectivo.

Por otro lado Guillermo Ruiz Díaz, jefe del comando radioeléctrico, contó que la medida más eficaz para accionar ante un hecho delictivo es la del GPS pero el problema es que no todos los coches cuentan con este sistema. También afirma que se detectan alrededor de diez casos por día de inseguridad en el transporte urbano de pasajeros y aclaró que este tipo de robos son considerados no solo dentro del vehículo si no desde que la persona espera el colectivo hasta que desciende de él.

5/9/10

La pelea contra el olvido


Lo sucedido con Sandra Cabrera es una historia conmovedora, movilizadora y digan de ser contada. Mastrangelo se animó a investigar y abrir nuevamente el debate para pelearle al olvido. Plantea un documental de testimonios y actuación. "Sexo, dignidad y muerte" es el único film basado en este tema, magníficamente logrado. La cineasta destruye el prototipo de la trabajadora sexual, formado por una sociedad reaccionaria, y muestra la realidad. Denuncia la mafia de la prostitución y sobre todo un crimen impune.
Mastrangelo eligió una serie de actores sociales vinculados con Cabrera, para contar desde sus lugares cómo era la víctima y cómo habían ocurrido los hechos. Deja explicitas las denuncias que realizaba la sindicalista sobre prostitución de menores; policías como patrones recaudadores del trabajo sexual; sobre el dominio del narcotráfico que ejerce esta misma fuerza y sobre la convivencia del poder político con estas practicas.
A través de los recursos que utilizó, como las imágenes de archivo, la actuación, la música, la danza y los testimonios, da a conocer al público cómo era Sandra Cabrera y cómo es la vida de las prostitutas. Manifiesta la generosidad que la víctima tenía con sus compañeras, su lucha y su permanente denuncia de las injusticias que la rodeaban. Se basó en hechos reales, y a la mayoría de los presentes en el estreno se les cayó un lagrimon. Abre la mente de la gente y colabora con la memoria de la ciudad para que este asesinato se juzgue y no sigan ocurriendo situaciones de impunidad.
En medio de este mensaje de pedido de justicia, de valorización de la fuerza con la que luchan las integrantes de Ammar y la valentía con la que se enfrentan a la adversidad de manera diaria, Mastrangelo rescata una historia de amor. De alguna manera deja otro mensaje dentro del documental: "El amor no tiene razones", declaró la cineasta. Cuenta cómo una historia de amor clandestina con un policía corrupto va llevando a Sandra a su muerte. "Esas contradicciones tan humanas que tenía Sandra, que tenemos todos", dijo Mastrangelo al explicar lo que le llamó la atención de este nudo dramático.
El largometraje muestra cada uno de los detalles de la historia. Combina los testimonios con la actuación y remonta al espectador a imaginar cómo fue la situación. En el film aparecen Nora Cortiñas, madre de plaza de Mayo; Elena Reynaga, secretaria gremial de Ammar; Victor de Genaro, militante de la Central de trabajadores argentinos; Carlos Varela, abogado defensor del único imputado; Mónica Peralta, Diputada; Carlos Carbone, juez penal que instruyó la causa Cabrera; Eduardo Di Pollina, Diputado; Carlos del Frade, periodista; y amigas de Sandra Cabrera. Las palabras de estas personas reafirman la veracidad de la narración.
Mastrangelo explicó: "Un documental en sí no existe, todo es ficción por la luz, el encuadre, la edición". Pero hay una parte del largometraje que es "la realidad real", según la directora del film: La hija de Sandra, que aparece al principio y al final únicamente. Esa es la parte mas emotiva de la obra. Los ojos de la niña cuando dice: "No mataron a cualquier mujer, mataron a mi mamá", enfatiza el hambre de justicia en cualquier persona que lo mire.
Hoy después de mas de seis años de ocurrido el hecho, las compañeras de Sandra siguen luchando para que se haga justicia y para transformar la situación de su trabajo. Mientras el asesino de Cabrera sigue en libertad, la mafia de la prostitución continúa en pie, miles de jovencitas son víctimas de este delito y el poder político sigue sin lograr devastar a las grandes corporaciones del trabajo sexual y la trata de personas. Este documental recuerda a la sociedad que todo esto existe y que no hay que olvidar ni perdonar a los responsables.