29/5/11

NOS TIENEN MIEDO PORQUE NO TENEMOS MIEDO


Hace 42 años en nuestra ciudad un grupo de valientes estudiantes encabezaban un hecho que marcó la historia. Un gobierno militar, asesino y genocida había privatizado el comedor universitario y asesinado al estudiante Cabral. Por eso comenzaron a movilizarse y a hacer huelgas enfrentando la represión. En medio de un contexto nada grato, manchado con sangre, inundado de injusticia, caracterizado por una juventud idealista, luchadora y perseverante se llevó a cabo el primer rosariazo luego continuado por el Cordobazo.

La mejor generación de nuestro país, los ejemplos más significativos para cualquier militante, la base de la historia de quienes somos hoy, fueron quienes aquel mayo de 1969 tomaron las jinetas e invadieron las calles para hacerse escuchar y ver. Juan Carlos Onganía, estaba a cargo de la dictadura en ese momento, un nombre que ningún argentino va a olvidar, lamentablemente, por ser uno de los hijos de puta más conocido de la historia. A su vez, Cabral, Bello, Luis Blanco, Santiago Pampillón y muchos más, también son nombres que nunca vamos a olvidar. Por su valentía, por hacer frente, por su lucha, su sacrificio, su compromiso social, por haber abierto un camino que los que realmente queremos un mundo donde quepan muchos mundos, queremos libertad, justicia, inclusión y conciencia debemos continuar.

Ser estudiante era sospechoso, subversivo, violento… y ser obrero, ni te cuento, era un delito. Los mataron, los reprimieron. Sin embargo, superando cualquier miedo, la ciudad era un hervidero y los trabajadores y estudiantes se reunían permanentemente para organizarse. El ruido de las corridas de los caballos, sobre ellos se veían animales resguardados por su armadura militar, muchos bastones largos se acercaban al centro de la rebelión, donde la resistencia se hacía visible. Pensaban maneras para poder frenarlos, tirar pimienta para volver locos a los caballos, o maíz para hacerlos tropezar fueron algunas de las ideas que se les ocurrieron. “Compañero mira”, se incendiaban troles sobre Avenida Alberdi, a la altura de las viviendas de los trabajadores del ferrocarril. Cientos de Barricadas, hogueras, quema de autos y trolebuses, trenes y ataques a comercios abiertos fueron el saldo.

La influencia de la revolución cubana era muy fuerte, la guerra de Vietnam, la liberación de los últimos países de Asia y África como colonia, había pasado el mayo Francés, el movimiento Hippie en Estados Unidos, movidas y revueltas en Méjico, en el ´69 también se dio en Italia el mayo caliente en la Fiat y en las grandes fábricas y Peugeot en Francia, todo se puso en cuestión de debate. También se da en la música, la escritura, las relaciones de parejas, el amor libre, se genera un cambio amplio y Argentina no estaba exenta de esto.

Meses de tensión, de perder a compañeros, de seguir firme en una postura y luchar por un mundo mejor. En septiembre continuó todo. “Esto fue algo impresionante que nadie cuenta. Todos hablan de mayo pero el rosariazo más fuerte fue el de septiembre. Ya acá hubo una organización obrera, en este caso los estudiantes acompañamos y es distinto que marche una gran masa obrera organizada a lo que fue mayo, donde los estudiantes salieron a la calle y los obreros acompañaron”, remarca Leónidas Ceruti, historiador y activo participante de aquel momento.

Un hecho que no debemos olvidar, nosotros los más novatos debemos aprender de esta gente, debemos usarlos de guía. Y debemos aprovechar que hoy ya no es delito ni ser estudiante ni ser obrero.

Están atrás
van para atrás,
piensan atrás,
son el atrás,
están detrás de su armadura militar.

Nos ven reír,
nos ven luchar,
nos ven amar,
nos ven jugar,
nos ven detrás de su armadura militar.

Nos tienen miedo porque no tenemos miedo.
Nos tienen miedo porque no tenemos miedo.
Nos tienen miedo porque no tenemos miedo.
Nos tienen miedo porque no tenemos miedo.