22/12/12

Crónica de la incertidumbre

20 de diciembre… eran casi las ocho de la noche, después de una jornada fuerte de laburo y una tormenta que había dejado centenares de damnificados. Estábamos en la radio de la biblioteca Pocho Lepratti, allá en Tablada, haciendo un programa especial recordando a los caídos en diciembre del 2001, reclamando justicia y charlando sobre quién era el Pocho. Yo estaba en producción, por lo tanto, conectada a internet mirando las publicaciones de las redes sociales. Fue en ese momento que leí una noticia de que había algunos saqueos en Rosario y en Villa Gobernador Gálvez. Estaba pensando en Pocho, en diciembre, en los hijos de puta que dispararon, y en los que daban la orden, de eso se trataba nuestro programa y en forma de dejavu mi cabeza no entendía como estaba pasando esto. ¿Quién podía ser tan cruel de organizar esta movida desestabilizadora justo ahora? ¿Quién podía ser tan macabro? Por un momento pensé en no preocuparme demasiado, que seguro todo terminaba esa noche. Ya eran las 22 cuando salimos de la biblio y en el barrio estaba todo oscuro, se había cortado la luz del alumbrado público, casualidad o causalidad, no lo sé, pero era un desierto. Nos subimos rápido al bondi con mi cumpa y el otro se fue rapidito en la bici. Llegué a casa y en menos de dos horas prendo la maldita tele y veo que en Bs As habían empezado a saquear también. Pienso internamente, Bariloche donde ya había 400 efectivos de Gendarmería, Rosario, Buenos Aires, ¡se pudre todo! Me quedé un rato atenta a las noticias, pero siempre consciente de que los medios de comunicación en Argentina están acostumbrados a brindar información errónea o poco verificada. Ya era tarde y tenía que dormir, se cortó internet y el cable en casa, así que sólo me quedaba escuchar a Dolina y descansar. Otro día me esperaba en pocas horas. El viernes me levanté bombardeada de malas novedades. Los saqueos se estaban multiplicando, tal como lo suponía, en Tablada esa noche saquearon y la policía salió a tirar sus balas de goma. A primera hora del día la radio ya comunicaba que había dos muertes en Rosario, alrededor de 130 detenidos y dos heridos graves. Sentí desesperación, incertidumbre. Mi cabeza no podía hacer relaciones lógicas. Esto no era diciembre del 2001, eso me quedaba claro. En aquel momento, había hambre de verdad, el pueblo entero salió a movilizarse y reclamar lo que nos pertenecía. Ahora, la tormenta había complicado los tantos. Muchísimas familias perdieron lo poquito que tenían, se acercan las fiestas y la desesperación aumentó. Completamente entendible es ver a esas mamás y papás que se despertaron en el medio de un metro y medio de agua que cubría sus hogares. Pero es imposible que no me surgiera la pregunta: ¿Quienes están asaltando los comercios, son realmente los que fueron afectados por la inundación? Había olor a que detrás de esto, se escondía una mano negra tejiendo el plan. Se me vinieron muchas caras a la cabeza, las de siempre, las de los mercenarios vende patria. Me los imaginaba sonriendo y frotando sus manos, contentos de haber logrado lo que hace bastante vienen esperando. Sin embargo, lo único cierto que tenía eran las preguntas. Respuestas no aparecieron. Lamentaba profundamente que la historia repita los mismos errores, las victimas siguen siendo las mismas, los que reciben las balas son los de abajo, los que tienen verdadera necesidad, los que son utilizados por las corporaciones y los grupos de poder que incitaron a este desastre. Hoy ya es sábado, en el medio del trabajo me tomo un rato para escribir, para escupir mi bronca, para no gritar. Como sigue esto no lo sabemos, pero algo es seguro, Diciembre en Argentina, una vez más, se convierte en un mes de mierda. En el centro, todos haciendo sus compras para el arbolito, gastando, gastando a más no poder, mientras, en los barrios de la ciudad hay muchísimo miedo y salen a la calle entre medio de comandos policiales y gente corriendo. Como dice la canción: “y los ricos cada vez están más ricos, y los pobres cada vez están más pobres”. Eso es lo único que genera toda esta situación, que la crisis de los pobres aumente, que el país se estanque sin poder dar pasos hacia adelante y que lo ricos y poderosos se rían de nosotros.